jueves, 5 de febrero de 2015

EL ECUMENISMO CRISTIANO

EL ECUMENISMO CRISTIANO

El significado de ecumenismo queda bien expresado en la descripción que hace el Concilio Vaticano II del movimiento ecuménico: Por movimiento ecuménico, se entienden las actividades e iniciativas que se emprenden y organizan para fomento de la unidad de los cristianos, según las diversas necesidades de la Iglesia y las diversas circunstancias temporales...

El Concilio Vaticano II, marcó un giro ecuménico en la Iglesia Católica, en cuanto estimuló a todos los católicos a participar en el movimiento ecuménico.

El Decreto sobre el ecumenismo, Unitatis Redintegratio, se publicó el 21 de noviembre de 1964, el mismo día de la Lumen Gentium. La fundación del Secretariado (desde 1989, Consejo) para la promoción de la Unidad de los cristianos no solamente a promovido una sensibilidad ecuménica en la redacción de todos los documentos conciliares, sino que ha dirigido la realización del compromiso católico en el ecumenismo desde la clausura del Concilio.....

El ecumenismo cristiano es el movimiento o camino emprendido entre todas las iglesias cristianas hacia la restauración de la unidad. El objetivo final del camino ecuménico es la experiencia plena de la comunión.
Su base es la materialización del amor como característica fundamental del llamado cristiano, siendo la unión o unidad entre los 'hermanos' en la fe una manifestación práctica de este amor. El ecumenismo, desde esta perspectiva, busca representar en forma real a la Iglesia como Cuerpo de Cristo, única y universal, en la cual todos sus miembros están unidos mediante el amor de Cristo.
El camino ecuménico es, pues, una búsqueda auténtica del verdadero cristiano. La unión entre hermanos es un don y una tarea de todo discípulo de Cristo.
No obstante el llamado al Ecumenismo repercutió en las iglesias de muy variadas maneras, dividiendo a las mismas entre las que creen en este intento de unidad y las que lo consideran como una pérdida de su considerada propia universalidad o corrección.
Dios en su gracia se vuelve a nosotros. Nosotros respondemos con fe, actuando con amor.

 Anticipamos la venida, la plenitud de la presencia de Dios en toda la creación volverse a Dios significa inevitablemente apartarse de otras cosas, de todos los ídolos que exigen nuestra devoción hoy. Los ídolos de madera y de piedra denunciados por el profeta Isaías (40,9-20), han sido reemplazados por cosas mucho más insidiosas y seductoras: por sistemas de ganancia material y social que recompensan la codicia más que la generosidad; por sistemas políticos y económicos que recompensan a los que ya tienen, a expensas de los que no tienen; por sistemas culturales y psicológicos que recompensan hábitos de dominio y de control en lugar de cooperación, de compartir y de solidaridad.
Al vivir en un contexto cultural y social participamos inevitablemente en sus sistemas de valores, de control y de recompensa; y tenemos intereses en nuestra propia opresión por el pecado. Por ello, el llamamiento a "buscar a Dios" siempre es una exhortación al arrepentimiento, a abandonar deliberadamente los valores dominantes de nuestra sociedad.

Ese "buscar a Dios", ese "volverse a Dios" afecta a todos los aspectos de nuestra vida y a todos los aspectos de nuestras relaciones. Exige una nueva espiritualidad, expresada no sólo en actos devocionales personales, sino en una forma de vida orientada hacia el Dios vivo.
Mediante ese "arrepentimiento", al dejar de considerarnos el centro de nuestra propia vida, establecemos una nueva relación no sólo con nosotros mismos sino también con nuestro prójimo.
¿Y cómo hemos de "volvernos a" nuestro prójimo? En la misma forma en que Dios se volvió a nosotros, con ternura y amor.
La medida de nuestra esperanza cristiana es que nació y ha florecido frente al rechazo y a la muerte. Esto ha sido posible porque la esperanza sabe de quién depende, y de quién nosotros dependemos: del Dios que actuó en Jesucristo por el poder del Espíritu Santo, y que nos prometió que al final no nos abandonará ni nos destinará a la destrucción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario