POSICIÓN DE LA IGLESIA FRENTE AL RELATIVISMO
El relativismo
es una corriente filosófica que presenta numerosas facetas y cuya historia se
remonta a los orígenes del mismo pensamiento griego. Ya para Protágoras el
conocimiento era siempre relativo al sujeto que conoce una determinada realidad
y por lo tanto excluye que hayan criterios universales para poder discernir lo
verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo. Pero dado
que la sociedad necesita reglas de conducta ética para los ciudadanos, será la
misma comunidad política la que determinará lo que es retenido como verdadero,
como justo y como bueno a través de la adquisición de un consenso que se
obtendrá después de un diálogo entre los ciudadanos. Con Protágoras, el
consenso amplio de los ciudadanos se convierte en el criterio de verdad moral.
La fe cristiana ante el desafío del relativismo:
Las presentes reflexiones toman como punto de partida algunas enseñanzas de Benedicto XVI, aunque no pretenden hacer una exposición completa de su pensamiento. En diversas ocasiones y con diversas palabras, Benedicto XVI ha manifestado su convicción de que el relativismo se ha convertido en el problema central que la fe cristiana tiene que afrontar en nuestros días. Él alude a un problema mucho más hondo y general, que se manifiesta primariamente en el ámbito filosófico y religioso, y que se refiere a la actitud intencional profunda que la conciencia contemporánea —creyente y no creyente— asume fácilmente con relación a la verdad.
Las presentes reflexiones toman como punto de partida algunas enseñanzas de Benedicto XVI, aunque no pretenden hacer una exposición completa de su pensamiento. En diversas ocasiones y con diversas palabras, Benedicto XVI ha manifestado su convicción de que el relativismo se ha convertido en el problema central que la fe cristiana tiene que afrontar en nuestros días. Él alude a un problema mucho más hondo y general, que se manifiesta primariamente en el ámbito filosófico y religioso, y que se refiere a la actitud intencional profunda que la conciencia contemporánea —creyente y no creyente— asume fácilmente con relación a la verdad.
La referencia
a la actitud profunda de la conciencia ante la verdad distingue el relativismo
del error. El error es compatible con una adecuada actitud de la conciencia
personal con relación a la verdad. Quien afirmase, por ejemplo, que la Iglesia
no fue fundada por Jesucristo, lo afirma porque piensa (equivocadamente) que ésa
es la verdad, y que la tesis opuesta es falsa. Quien hace una afirmación de
este tipo piensa que es posible alcanzar la verdad. Los que la alcanzan —y en
la medida en que la alcanzan— tienen razón, y los que sostienen la afirmación
contradictoria se equivocan.
La filosofía
relativista dice, en cambio, que hay que resignarse al hecho de que las
realidades divinas y las que se refieren al sentido de la vida humana, personal
y social, son sustancialmente inaccesibles, y que no existe una única vía para
acercarse a ellas. Cada época, cada cultura y cada religión han utilizado
diversos conceptos, imágenes, símbolos, metáforas, visiones, etc. para
expresarlas.
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